La Pasión sevillista.

He vivido durante nueve años en Sevilla y puede afirmar, rotundamente, dos de las fechas que están presentes en el calendario de todo aquel que viva en la ciudad hispalense, Semana Santa y la Feria de Abril.

Este año, coincidiendo con la semana cofrade sevillana, un equipo de la ciudad lucha por resurgir, por renacer. El Sevilla F.C. está viviendo, en primera persona, su propia Semana Santa durante esta temporada.

Comenzó el curso con muchísimas ilusiones, con esperanza de luchar por algo más que el tercer puesto, con el entusiasmo de poder soñar con el 22 de Mayo en Madrid. Durante la pretemporada el equipo dio una buena imagen y en sus primera partidos de la Liga BBVA los resultados acompañaban y la imagen del equipo era muy positiva. Era su propio Domingo de Ramos, vida y triunfo. La Borriquita.

La temporada fue avanzando y el equipo iba a menos, faltaba frescura y se notaba la ausencia de ritmo y creatividad en el centro del campo. La derrota en Madrid, la eliminatoria en Champions y las pésimas actuaciones en Liga, fuera de casa y sobretodo en el Pizjuán, sentenciaron al equipo cuya primera cabeza de turco fue el entrenador, Manolo Jimenez. El míster ha sido el foco de las reprimendas, la afición estaba dividida en la cuestión Jiménez SI o Jiménez NO. Su destitución ha puesto de manifiesto el momento tan crítico que vive el club, todas las quinielas dan por muerto a un Sevilla del que se esperaba una larga vida. El sevillismo puede verse en una clara similitud con la Pasión de Cristo, La Madrugá sevillana. La Macarena o el Gran Poder.

No se puede permitir ir a peor, hay plantilla de sobra pese a las numerosas lesionas, la enfermería está repleta. Deben infundir ritmo en los partidos, dejar de ser tan previsibles y recuperar la pólvora arriba, ser rápidos y anticiparse, no tener que depender tanto de San Palop. La cuarta plaza no está para nada asegurada, es más, de seguir así se puede poner en duda hasta Europa. La tercera plaza debe de ser un objetivo, aprovechar pinchazos del Valencia y distanciarse de sus perseguidores. La cuarta plaza no asegura la Champions, las rondas previas son complicadísimas. No se puede permitir no estar entre los cuatro primeros. La Final de Copa debe serl la culminación de esa remontada. Renacer, resurgir de sus cenizas. Se ha de pensar en el Sábado Santo, en la Resurreción del Sevilla.

Si en época de Feria de Abril publico otro post sobre el Sevilla, querrá decir que el club hispalense habrá sido capaz de superar este socavón y hablaré de la celebración por el nuevo Sevilla, por su afianzamiento en puestos europeos y por sus buenas actuaciones en Liga. De no ser así al final, sólo nos quedará reconocer la mala temporada sevillista y hablar del Mallorca, el equipo balear que muy a pesar de los de Nervión, ocupará su cuarta plaza.

¡Cuánto trabajo te queda Antonio Álvarez!

PD: A partir de mañana marcharé a mi otra tierra por nacimiento, a Salamanca. Me despido hasta el martes que viene. Un saludo y mucho fútbol.