Imposible de describir. Obligatorio de vivir.

Desde Octubre estaba planeado. Viajando en el día y sin entrada, a la desesperada dependiendo de unas taquillas que abrían dos horas antes del encuentro.

Salida de Oviedo estimada para las 11 de la mañana, llegada prevista para las 3 de la tarde. Comer rápido a base de pinchos, y a hacer cola 45 minutos para conseguir las entradas.

Se respiraba fútbol en el ambiente, mucho fútbol. Banderas en los alrededores, gente paseando enfundada con sus bufandas y camisetas. Un estadio con historia, mucha historia.

Con las entradas en la mano, no suele ser normal pero es una manía que tengo cada vez que visito un estadio que no conozco: entrar de los primeros, ver el recinto completamente vacío y ver como se llena.

Comprobar que el mito, es verdad. Comprobar que cada leyenda sobre ese campo, era tal y como te la contaron. El salto al campo de los jugadores, el rugir y la implicación de la afición actuando como el jugador número 12. Exactamente igual a como te habían dicho pero completamente diferente a vivirlo por la tele, hay que estar allí para saber que es San Mamés.

Toquero es una máquina, Muniain un diablo con el balón, Llorente un referente por alto que las pilla todas, Iraizoz un bicho de 4x4..

Seas del Athletic, simpatices con ellos o no. Hay que reconocer que son una afición de la ostia, y que el ambiente del estadio es espectacular, casi inigualable.

Clubes señoriales, presumen de educación para a la postre resultar rastreros y sinvergüenzas. Esos no son los leones, si algo también hay que reconocer es que es un club señor en toda regla.

Una afición que respeta, una afición de 10. Normalmente se asocia forofismo y el término hinchada con presión e insultos al contrario, en Bilbao hay otra concepción de lo que realmente animar.

Lo dicho, impresionado y orgulloso de haber vivido un partido en San Mamés, el mítico San Mamés. Un estadio que suelta historia y fútbol por los poros, y que debería ser templo de obligada peregrinación para todos los seguidores al fútbol.

Una experiencia única, pero repetible.

PD. Agradecer su tiempo a El Humilde Aficionado, un crack con todas las letras que me demostró que no es necesario conocer a alguien para ofrecerle ayuda, que no dudó en tomarse algo conmigo en el descanso previa llamada de reconocimiento entre la multitud.. Gracias León!